La misa, presidida por el capellán de Barcelona, y concelebrada por don José Ramòn Verea, estuvo llena de sentimiento.
El sacerdote transmitía consuelo y esperanza a los feligreses venidos de tierras catalanas, la gente aplaudía sus palabras en medio de la celebración.
Al finalizar la misa,el Hermano Mayor de Barcelona, en un grito desgarrador,lanzó vivas a la Virgen, a las Hermandades, a Barcelona y a España, y la iglesia de la Asunción vibró con una sonada ovación.
La señera catalana estuvo escoltada en todo momento por los simpecados de Clarines y de España, y la hermandad, la fraternidad y la solidaridad entre españoles se puso de manifiesto, y a flor de piel, en la peregrinación de Beas al pueblo de Almonte.