Esta frase me ha dado qué pensar:
“ Hemos puesto demasiadas esperanzas en reformas políticas y sociales, solo para descubrir que nos estaban privando de nuestra posesión más preciada: nuestra vida espiritual”
No pretendo hacer con este artículo apología de la religión, pero sí reflexionar sobre un aspecto de la vida que hoy está completamente abandonado: EL MUNDO INTERIOR DE CADA UNO.
Un denominador común de todas las culturas es que han dado mucha importancia al cuidado del mundo interior. Desde los primeros hombres hasta casi nuestros días, la religión era un elemento fundamental de todas las civilizaciones.
En este mundo de hoy, la religión se ha sustituido por el HOMBRE TODOPODEROSO, que no se equivoca, que siempre está a la altura, que tiene un cuerpo perfecto, que todo lo hace bien. El SUPERHOMBRE de NIETZSCHE.
PERO LOS HOMBRES NO SOMOS ASÍ
Por naturaleza somos imperfectos, por naturaleza somos limitados, por naturaleza somos débiles, y sin embargo, aspiramos a la perfección.
Y por eso sufrimos y hacemos sufrir a los demás, exigiendo heroicidades que ni nosotros ni los demás podemos alcanzar por nosotros mismos.
De lo imperfecto no puede salir nada perfecto.
Por eso muchos buscamos la perfección fuera de nosotros, en un Ser Superior .
En mi caso, ese Ser superior es cercano, me comprende, me ayuda a mejorar, me levanta cuando caigo y trabaja mi interior si yo lo dejo.
Tener vida espiritual significa TENER ESPERANZA, poder descansar, es como tener un regazo donde recostarnos cuando estamos cansados del camino. Es como ser niño y salir corriendo a los brazos de un Padre. Es reconocer que no lo sé todo, que no lo puedo todo, que no lo alcanzo todo.
¿¿¿Y cómo puedo saber que todo eso no es fruto de mi imaginación???
Pues porque veo los resultados cada día:
Llego donde yo sola no puedo llegar
Perdono lo que yo sola no puedo perdonar
Se arreglan cosas que yo sola no puedo arreglar
Cambia lo que yo sola no puedo cambiar,
Quizás nuestro mundo sería mejor, si además de intentar cambiar el mundo con las teorías políticas y sociales de turno, empecemos a cultivar a ese yo interior que tenemos tan abandonado, y busquemos la esencia de la vida, el por qué de nuestra existencia, y la razón de nuestro ser.
Lo mismo descubrimos que no somos lo único que existe en el mundo.
COMO DECÍA GANDHI: “SI QUIERES CAMBIAR EL MUNDO CÁMBIATE A TI MISMO”