Ahora que he adquirido la edad perfecta para pararme en la vida y echar la vista atrás, contemplo con emoción todos los clarines vividos… todos emocionantes, todos diferentes.
Clarines de inquietudes de mi niñez y juventud, donde pasaba los días esperando que llegara el momento de hacer el camino.
Mi Clarines empezaba en Julio en el traslado…
Esas sevillanas nuevas, esas nuevas notas de guitarra, mis amigas canta que te canta al lado de la Virgen, esa emoción por montar a caballo….
VIVÍA TODO EL AÑO POR Y PARA CLARINES.
Casi sin darme cuenta, me fuí quedando casi sola en mis caminos, ya no estaban personas muy queridas, y el traslado de Julio comenzó a hacerse nostalgia.
En mis Clarines dejé de ser servida para ser yo servidora:
Perderme la madrugá y cambiarla por visitas a la virgen con niños por la mañana.
De tener el día completo para mi, pasé a escaparme un ratito al mediodia.
De cantar sin descanso de casa en casa, a cantar bajito las nanas para que se durmieran mis hijos.
De disfrutar montando a caballo, a disfrutar viéndolos a ellos dar los vivas…
Y también sin darme cuenta todo esto ha ido pasando.
Y ahora estoy en los Clarines de los momentos:
Momentos de intimidad con la Virgen.
Momentos de emoción a la salida.
Momentos de llanto incontrolable recordando lo vivido.
Momentos en los que se para el tiempo en la ermita.
Momentos de gratitud inmensa hacia mi Madre de Clarines por cada día de mi vida
Momentos de compartir con los que ya no pueden ir
Y CLARINES SIGUE SIENDO TODO EL AÑO EN MI CORAZÓN.
CLARINES LLENO DE MOMENTOS, DE VIVENCIAS Y DE RECUERDOS QUE CONSERVO Y CONTEMPLO COMO UN TESORO….
CLARINES, SIN DUDA, LO MEJOR DE MI VIDA.