Andrés Gómez nos enseña su pasión por la enología elaborando su propio vino

BEAS PERSONAS

Andrés Gómez es un beasino aficionado a la enología y que un día por la curiosidad decidió embotellar su propio vino » empecé con unas 20 botellas y ya hoy envaso entre 100 y 150, solo para mi y mis amigos«.

Para Andrés esto es un hobby que ha ido aprendiendo año tras año y del que se siente muy orgulloso « Este mosto una vez lo metes en la botella , lo puedes beber al otro año si quieres que está buenísimo, cambia un poquito el sabor, pero está muy bueno. Yo tengo botellas del año 2014 y sabe casi exactamente igual que cuando lo embotellé«.

El proceso para obtener este vino joven, por cierto de nombre «El Chinorrito», tiene su complejidad « yo compro el mosto en septiembre y lo meto en barriles de acero inoxidable y con una máquina de cerveza le meto frío a -3º y empieza a crecer y crecer. En la fermentación el mosto llega a 28º o 30º y este una vez pasa por el serpentín le meto el termómetro no pasa de 23 º o 24 º , que según dicen los enólogos es lo bueno para el vino«.

Andrés comenzó un día hace ya 7 años ha meterse de lleno en este mundo que le apasiona » Yo quería hacer mi vino pero sin química, el caldo de la uva fermentado y yo embotellarlo, simplemente, ya está, no lleva nada más, es un vino tradicional de alguien que lo hace para él y por eso está tan bueno

Lo que más le entusiasma dentro de todas las fases por las que tiene que pasar desde el caldo de la uva hasta la botella es precisamente ese » llenar la botella es lo que más me gusta, lo que más me ilusiona es el olor a mosto«.

Pero para que ese vino llegue a su mesa tiene también un proceso de etiquetado y embotellado » El diseño de las etiquetas me lo hizo Sebastián `El Cundi´, yo solo le dije que quería que se llamara «El Chinorrito» y que apareciera la ermita de Clarines «.

Andrés recuerda emocionado como » A Juan `el Payo´ le encantaba este vino y quedábamos algunas veces. Le gustaba tanto que además de darle algunas botellas, le regalé una caja de vino al bar `El Capricho´, que no se si la tendrá todavía, y el simple hecho de ver una botella de «El chinorrito» puesta en un bar me emociona mucho, es algo especial«.

Andrés Gómez Cruz, beasino de 62 años dedica su jubilación a una de sus pasiones (además de su nieta)… elaborar y embotellar su propio vino, algo que creemos pueda servir de ejemplo a todas aquellas personas que llegando a esta etapa de su vida no encuentren un motivo con el que ilusionarse, desde estas humildes letras , nuestra enhorabuena y que nunca pierdas la ilusión.

Por cierto el vino está buenísimo 🙂

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