La importancia de honrar a los difuntos

BEAS NOTICIAS

La celebración de todos los Santos y del Día de Difuntos nos anima a pararnos a pensar sobre el sentido de la existencia, haciendo un alto en el camino de nuestra agitada vida, para mirar, al menos por un día, en cómo pasamos por este mundo.

En todas las culturas y religiones se dedican días especiales a honrar a los muertos, la mayoría de las veces con un sentido trascendente, es decir, con la certeza de que, de alguna manera, siguen entre nosotros y con nosotros.

Ello nos ayuda a mirar nuestra propia vida como parte de un todo: No vivimos solos, ni morimos solos, DEJAMOS HUELLA Y NUESTRA VIDA ES IMPORTANTE PARA LOS DEMAS.

En estos últimos tiempos, el individualismo y la comodidad, el mercantilismo exacerbado ( los entierros valen un dineral) el afán recaudatorio ( nos cobran hasta por reposar en paz) y la vorágine de una vida sin pausa (no tenemos tiempo para nada) ha hecho que el morirse sea cosa de un momento: Nos morimos, nos hacemos polvo, el polvo se esparce y ahí quedó todo.

Quizás, para que no se note la dejadez, cómo las tumbas se abandonan cubiertas de hierba y suciedad, hemos optado por tirar las cenizas donde nadie pueda saber si las recordamos o no ( en el cementerio se nota mucho). Da pena ir a un hospital y ver que muchos mueren solos y abandonados o escuchar cómo cada vez más familias no recogen ni los restos de sus allegados, o como no tenemos siquiera tiempo de hacer el duelo.

Por ello, es casi un acto de heroísmo ver la hermosura de los cementerios en estos días. Decir con flores, con velas, con visitas: YO SI TE RECUERDO Y TE SIGO QUERIENDO. Dedicar un día a honrar a los muertos en un lugar concreto es, sin duda, un precioso acto de amor.

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