El pasado 1 de noviembre toda la provincia de Huelva se encontraba en alerta roja, naranja y amarilla por fuertes lluvias. Sin embargo, eso no impidió que multitud de personas se desplazaran al cementerio para honrar a sus seres queridos.
Un ejemplo es el cementerio de Beas , donde por la mañana, se encontraban algunas calles completamente inundadas, algo que no impidió que los familiares fueran a depositar flores y velas bajo la lluvia . Ya por la noche, con la tormenta calmada, el cementerio de Beas lucía bellísimo a la Luz de las velas.
La tradición de llevar flores a los cementerios data de muy antiguo, en muchas culturas, las flores son vistas como símbolos de vida, renacimiento y esperanza. En el contexto del Día de Todos los Santos, las flores representan la esperanza de que los difuntos han alcanzado la paz eterna y la vida después de la muerte.
Una tradición que se remonta a la antigüedad.
La costumbre de adornar las tumbas con flores no es exclusiva del cristianismo ni del Día de Todos los Santos; de hecho, se remonta a tiempos antiguos. Civilizaciones como la egipcia, la griega y la romana ya utilizaban flores en sus ritos funerarios, creyendo que estas podían acompañar a los difuntos en su viaje al más allá. Con el paso de los siglos, el cristianismo adaptó estas prácticas, dándoles un nuevo significado en el contexto de la fe en la resurrección.