Un año más, Beas entero se echó a la calle para acompañar a su Virgen de los Clarines desde el pueblo hasta su ermita, en la Aldea de Clarines, cumpliendo una vez más el ritual que desde el siglo XIV vincula esta advocación con la localidad de la campiña onubense.
La romería 2024 ha tenido un año más, una afluencia masiva de fieles, que bajo un sol de justicia caminaban desde las 9 de la mañana del 14 de agosto, hasta las 2 de la tarde en su llegada a Clarines.
Emotivos momentos se vivieron en el recorrido por el pueblo, donde se sucedían los cantos y vivas desde los balcones. A destacar la visita de la virgen a la residencia de Ancianos, para compartir con ellos la alegría de la fiesta, donde pudimos vivir como siempre momentos muy emotivos. Igualmente emocionante fue la parada en Los Grifos para rezar el Ángelus, y la subida de la cuesta de San Bartolomé a hombros de costaleros.
No hay calor que pueda con la devoción de los beasinos. Tanto es así, que a las 2 y media de la tarde, con la llegada a la ermita, comenzaba un desfiles de caballos, carros y carrozas , para gritar los Vivas a su Patrona. Ya al atardecer del día 14 se celebraba el rosario.
La fiesta continuaba el día 15 de Agosto, a las 11 de la mañana, de nuevo bajo el sol, para celebrar la fiesta de la Asunción de la Virgen, en una eucaristía presidida por el párroco de la localidad, Juan Luis Vázquez Moreno. En la noche del día 15 la Virgen de Clarines salía en procesión pasadas las 11 y media de la noche y tras el rezo del Santo Rosario, para recorrer las calles de la aldea entre cantes y vivas hasta la madrugada.
El día 16 es un día familiar, que tradicionalmente se dedicaba a recoger los chozos, o construcciones efímeras de eucalipto que se realizaban en torno a la ermita. En la actualidad, donde la mayoría de los romeros viven en casas, es un día que se dedica a comer entre familia y amigos. A las 8 de la tarde tuvo lugar la misa de despedida con una ermita abarrotada que quisieron despedir a su virgen hasta el próximo año.