Reflexiones Desde Mi Despacho
Por Isabel Leñero
En una tarde de lluvia de las que hacía tiempo que no disfrutaba, estando fuera de casa, quise tomar un café calentito para disipar el frio.
En nuestra desierta plaza, no había un solo bar abierto a las 5 de la tarde, sólo el CASINO.
Desde hace 2 años soy socia del mismo, pero reconozco que no he ido más que los días de toros a disfrutar de sus instalaciones.
Con un poco de vergüenza por ser yo la única mujer que estaba en el local ( mi machismo intrínseco hace de las suyas) , avancé primero por la cantina, después por el salón, miré de reojo del salón de juegos, y finalmente, al no encontrar ningún conocido, decidí instalarme en la sala de lectura, que era solo para mí.
COMO UNA REINA. Así me sentí. Rodeada de periódicos de todas las tendencias: EL PAIS, el MUNDO, ABC, Alfa y Omega, Marca, Mundo Deportivo, etc etc., sentada en un sillón comodísimo (de los que no voy a encontrarme en un bar), con la luz y el ambiente adecuados para leer las noticias ( sin ruido de música, ni de televisión) con el servicio en mesa, sentí que el CASINO era algo más que un bar.
Es un lugar para todo: CULTURA, CHARLA, RECREO, ESPARCIMIENTO y ENCUENTRO. Es una pena que las nuevas generaciones ( y las no tan nuevas, como la mía) no disfrutemos de lo que el CASINO te ofrece.
Puedes estar allí cómodamente, sola o en compañía, viendo pasar las horas, observando el reloj de la plaza, viendo caer la lluvia o el trasiego de la gente, dejando que en los días de sol los rayos te acaricien a través del cristal, puedes charlar de como arreglar el mundo, o tu pueblo, puedes vivir apasionadamente el fútbol o los toros, puedes apasionarte jugando a las cartas o al dominó, puedes incluso contar tu vida al cantinero.
En el casino se para el tiempo, se calma el ánimo, se disfruta del momento de otra manera. NO, EL CASINO NO ES UN BAR, EL CASINO ES UN “CÍRCULO CULTURAL Y RECREATIVO”…nunca mejor dicho.
