Un Rey como Jesús tiene una corona de espinas, un manto púrpura de los condenados y su trono es la Cruz, pero nos enseña a vivir sirviendo a los demás y a ir instaurando en el mundo el reino del amor a los demás.
Así lo entendieron los niños, que ofrecieron una corona de espinas y un bastón de madera como símbolo de humildad. Además los niños pidieron por los pobres, los sin voz, los tristes y los descartados de la sociedad, que son los preferidos en el reino de Jesús.