El pasado 30 de septiembre se cerraba el año hidrológico y los datos arrojan que en Beas han caído un total de 688’1 litros, siendo el pasado 29 de octubre de 2023 el día más lluvioso de los últimos 27 años, desde que tenemos registros en nuestro pueblo. Principalmente desde el año 1997 cuando Bartolomé Villaseñor inicia sus funciones de colaborador para la Confederación Hidrográfica del Guadiana y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
Para los próximos días la AEMET prevé lluvias en nuestra localidad, que empezarán desde esta misma noche y que de manera intermitente se alargarán hasta la semana que viene.
AÑO HIDROLÓGICO
El año hidrológico es el período que se utiliza para medir y analizar las precipitaciones y su impacto en los recursos hídricos. Se extiende desde el 1 de octubre hasta el 30 de septiembre del año siguiente. Esta distribución permite agrupar las lluvias que se producen principalmente durante el otoño y el invierno, facilitando una visión clara de la cantidad de agua que se acumula en ríos, embalses y acuíferos durante las épocas más lluviosas.
El inicio en octubre se debe a que coincide con el comienzo de la temporada de lluvias en el hemisferio norte. En esta época, la naturaleza empieza a recargar los sistemas hídricos tras el período seco del verano, lo que permite planificar de manera efectiva la gestión del agua a lo largo del año.
El control de las precipitaciones es una de las principales funciones del año hidrológico. Las lluvias que se registran durante este ciclo son vitales para alimentar ríos, embalses y acuíferos, que son las principales fuentes de agua en España. A través de estaciones meteorológicas y sistemas de monitoreo, se miden las lluvias y se evalúa su impacto en los recursos disponibles.
Este control es fundamental para gestionar el agua en tiempos de escasez, optimizando su uso tanto para el riego agrícola como para el abastecimiento urbano. Además, el seguimiento de las precipitaciones permite planificar el uso eficiente del agua almacenada en embalses y minimizar el riesgo de pérdida por evaporación o filtraciones.
El año hidrológico también es clave para la predicción de fenómenos extremos como sequías e inundaciones. Al monitorear las precipitaciones y compararlas con los promedios históricos, se pueden detectar señales tempranas de una posible sequía, permitiendo a las autoridades tomar medidas preventivas, como restricciones de uso o inversiones en infraestructuras hídricas. Del mismo modo, cuando las precipitaciones superan los niveles habituales, se pueden activar alertas tempranas para prevenir inundaciones.